Los de Londres siempre han estado un poco tapados por sus contemporáneos ingleses como Artic Monkeys o Franz Ferdinanz, pero considero que son un grupo a tener muy en cuenta y a disfrutar.
Marks to prove it, es el cuarto trabajo de The Maccabees. Un
potente disco de los londineneses que por fin parece que cala fuera de UK.

Desde el
comienzo con la canción que da título al disco y que fue el single adelantado,
despliegan la contundencia y fuerza de este disco que alcanza estados de
frenesí, que a la postre es lo más alocado del disco.
Kamakura es de esas canciones que contagian desde la primera escucha,
un poco épica, pero su suavidad concluye en un resultado es bastante redondo.
Más
calmada y rítmica es Ribbon Road, cuyos timbales rítmicos acompañan a variaciones más controladas. Spit it out sube
progresivamente volumen y revoluciones recordándome, no sé muy bien por qué, a
la primera etapa de los mismísimos Radiohead. El final del tema es apoteósico y
sería un tema perfecto para cerrar un concierto.
Tras un
comienzo incisivo y determinante, Silence frena en seco a modo de pausa para
disfrutar de esta canción tranquila, íntima y "mececunas".
En mi
opinión, la segunda parte del disco no es tan excepcional, pero tiene temas muy
buenos como Slow Sun, WW1 Portraits, que tiene una evidente influencia de Arcade
Fire o la optimista Something Like
Hapiness.
El disco
cierra con la dulce Dawn Chorus, que tiene cierto regusto ochentero con las
trompetas de fondo al final.
Un disco
muy bueno que ya gusta desde las primeras veces que lo oyes y no se desgasta
fácilmente.
Merece
mucho la pena no sólo este disco, sino toda la discografía de la banda
británica. Si no los conocías, te recomiendo que dediques un rato a oír sus cuatro discos, que son un regalo para los oídos.
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